
TODAVÍA HAY UN TIEMPO PARA LA JUSTICIA EN EL SÁHARA OCCIDENTAL
Señor:
Aún es posible enterrar el dolor y la ira y restaurar la
dignidad y la justicia que sus palabras del Día de Difuntos de 1975,
pronunciadas ante Jefes y Oficiales de nuestro ejército colonial en el
Sáhara Occidental, no consiguieron enmendar ni enderezar entonces. Se
comprometía, decía en ese día, a proteger “los legítimos derechos de la
población saharaui ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia
nos lo exigen” con el ofrecimiento de proponer “soluciones justas y
desinteresadas” que se establezcan desde la búsqueda “con afán de la
cooperación y entendimiento entre los pueblos”. Que lejos quedan esas
palabras pero que vivas siguen estando aún hoy si sus intenciones de
entonces eran verdaderas y no mera simiente en el viento.
Todavía hay tiempo para que, en su próximo viaje al
Reino de Marruecos, trate de hacer entender a sus autoridades que no
habrá una solución para el contencioso que mantienen que no pase por
asumir que los imaginarios derechos que el reino alauíta tiene sobre el
Sáhara solo podrían construirse a partir del ejercicio de la voluntad y
la libre soberanía del pueblo saharaui, único y elemental responsable de
su propio destino. De la expresión incondicional de sus decisiones como
punto final del colonialismo al que ha estado sometido.
Sigue siendo posible que nuestros empresarios entiendan y
acepten que no se puede negociar sobre asuntos y bienes cuya
competencia no le corresponde legalmente ni a las autoridades marroquíes
ni a su pueblo. Y que se garantice el respeto a los Derechos Humanos
(económicos, sociales y culturales) de los y las saharauis que aún
siguen siendo parte de nuestra historia y sobre cuya protección y
defensa aún tenemos responsabilidades que asumir y cumplir.
Unos derechos que pasarían necesariamente por la
seguridad de bienes y personas y por el cese de las agresiones
indiscriminadas que incluyen a mujeres, ancianos y niños. Por la
liberación de los presos de opinión y la finalización de la persecución
política a quienes defienden ideas y planteamientos aceptados comúnmente
por la comunidad internacional. Y que debería de acabar con ese muro
siniestramente burlesco que separa a las tierras y las gentes y rompe la
libertad de los caminos del desierto.
Por eso, haciéndonos eco del sentir de cientos de miles
de españoles y españolas, de un buen número de partidos políticos y
sindicatos, de los parlamentos y ayuntamientos que han demandado la
autodeterminación del pueblo saharaui y la defensa de sus derechos
cívicos y personales, de las diferentes instituciones y colectivos que
han unido sus voces para pedir el respeto a la dignidad y a la voluntad
de ese pueblo hermano ultrajado, desde CEAS-Sáhara, la Federación de
Instituciones Solidarias con el Sáhara (FEDISSAH) y la Coordinadora de
los Intergrupos parlamentarios “Paz para el Sáhara” le pedimos que nos
represente y, coherentemente con sus palabras de ayer, tenga hoy la
decisión y el coraje de asumir las responsabilidades nunca asumidas y se
implique decididamente en la búsqueda de una solución política que
reconozca los legítimos derechos del pueblo saharaui para asumir su
propia responsabilidad en el ámbito de las naciones contemporáneas.
Su amistad y cercanía con la monarquía marroquí no puede
desairar el espíritu de equidad y la consecución de la justicia para
quienes, con total entereza y tal vez a su pesar, no han dejado de
formar parte aún de nuestra comunidad y nuestra historia.
En Madrid, a 8 de julio de 2013
Por la Coordinadora de Intergrupos “Paz para el Sáhara”
Firmado: Carmelo Barrio Baroja
Por la Federación de Instituciones Solidarias con el Sáhara Occidental
Firmado: Carmelo Ramírez Marrero
Por la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara Occidental
Firmado: José Taboada Valdés
(FOTO: EFE / ZACARÍAS GARCÍA)